Si usted es asiduo lector de esta columna
sabrá que ya hemos comentado que la seguridad no es materia de provisión
municipal. Si no, se está enterando ahora.
En esta entrega permítanos hacer un
relato surrealista:
Es
el caso que el municipio de Río Cuarto ha desarrollado una novedosa política de
transito para desincentivar el uso de autos e incursionar en materia de
seguridad.
Se
trata de abrir pozos y permitir su surgimiento natural en las calles de la
ciudad para lograr el efecto de retardar la velocidad de los autos y dificultar
el escape de ladrones.
Esto
reflejaba un medio de prensa local que mostraba la eficiencia de los pozos para
retener a un delincuente que había chocado y se había dado a la fuga.
La
medida ha sido apoyada ampliamente por la sociedad cardiológica, que considera
que generará una gran prevención cardiovascular al atacar de cuajo el
sedentarismo.
Sin embargo no es una política a priori
planificada como dice este pequeño cuento, sobre un remoto Macondo. El
municipio tiene dentro de sus facultades el mantenimiento de la red vial y así
lo manifiesta en su presupuesto.
El desafío que tenemos los vecinos es de
controlar la ejecución de esas obras y, el desafío que tienen los funcionarios
es de facilitarle a los vecinos el plan de obras para que puedan seguir controlando.
Ya hay una iniciativa ciudadana llamada "Calles
de Río Cuarto, Pozos baches y otras calamidades" en facebook,
donde hay fuerzas vivas inventariando los pozos de la ciudad. No es necesario contratar
a una persona para su relevamiento. Es la sociedad organizada quien los reconoce
y hace más efectivo el trabajo del funcionario.
Cambiar lo que tenemos en frene todos
los días es una responsabilidad de cada uno de nosotros. Tome su celular,
releve su pozo.
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