miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿Hablemos de Impuestos?


¿A quién le importa hablar de impuestos? Muchas veces he escuchado: " mientras menos mejor".  Esto es muy cierto, más cuando afecta nuestro bolsillo de forma directa y no lo ignoramos.

Sin embargo como miembros de la comunidad debemos contribuir a ella. Para quienes son religiosos las palabras de San Pablo: "Además, cuando estábamos con ustedes les dijimos claramente: el que no quiera trabajar que tampoco coma" (1 Tes. 3, 10)

No podemos trabajar sin andar por la calle que tiene asfalto, alumbrado, dormir en la casa de un barrio donde patrulla la policía, tirar nuestros desechos sin que nos contaminen, todos recibimos servicios del estado por los cuales contribuimos, consiente o inconscientemente.

Queremos volver en este blog sobre el principio del beneficio uno de los dos principios fundamentales de la teoría tributaria. Este es un principio severo como las palabras de San Pablo. Si no aporta que no reciba.

La sociedad no es un mecanismo económico, por tanto las decisiones tampoco son económicas y racionales, sino, que intentamos sumarle criterios de racionalidad para vivir mejor.


Antes que la economía está el de derecho natural o de la condición humana. Con lo cual el estado garantiza derechos para todos, y por ello tiene la potestad de exigir los tributos.

Esa potestad la hace cumplir con su fuerza de coerción manifestada en el derecho "Penal Tributario" donde se equipara la evasión al robo.

Cuando hablamos de una ética ciudadana que exige sus derechos también hay que hablar fuertemente en una ética ciudadana que cumpla sus responsabilidades.

El egoísmo natural de nuestra condición humana nos puede guiar a querer disminuir el estado y aplicando la misma máxima de San Pablo decir que cada quien se las arregle. Sin embargo las palabras del Apóstol son para una comunidad.

La tentación de las ciencias económicas es imaginar una comunidad de privados que no es lo mismo que decir un mudo laissez faire, un mundo libre, porque quien más tiene impondría las reglas y volveríamos al sistema feudal.

Vivir en democracia implica beneficiarnos de los impuestos y pagar por estos beneficios. Nos parece prudente invitar a los políticos a esforzarse por mostrar eficiencia en su administración para que el ciudadano pague satisfecho.

Esta invitación tiene mecanismos concretos, el sistema presupuestario utiliza planes, programas y proyectos. Es necesario que afine su lápiz  y no escriba vaguedades, ponga objetivos medibles y defina antes , a quienes, y a cuantos desea llegar y podrá llegar.

Usted ciudadano demándelo, elija una secretaría, algo de su interés, algo que le influya en su comercio, en su trabajo, en su barrio. Nosotros lo esperamos en el Tribunal y le enseñamos a abrir el presupuesto y buscar los datos.

También puede encontrar en nuestra página links a informes económicos de nuestras auditorias ya relazadas.

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