martes, 17 de diciembre de 2013

La ciudad de los invisibles y la violencia

(I la sociedad)


Este fin de año nos han azotado como provincia y como ciudad dos flagelos: los saqueos producto del acuartelamiento policial y la destrucción, producto del meteoro climático.

Los ciudadanos han manifestado comportamientos sumamente altruistas. La sociedad civil organizada ha dado respuesta a muchísimas necesidades desde el momento inmediato posterior a la gran lluvia. También en el caso de la inseguridad nos hemos podido cuidar como vecinos.


El comité de crisis del estado ha logrado ponerse en actividad y dar respuestas a la brevedad.


Ahora que los hechos más terribles están pasando, nos queda reflexionar sobre la eficiencia del estado y sobre los valores más íntimos de nuestra sociedad.

Sin embargo el reclamo individual se ha puesto por encima del reclamo social,  la violencia ha impuesto un tironeo en la agenda de los gobernantes y a tres días del desastre los ciudadanos ha salido a demandar y cortar calles.

¿Su legitimo derecho? Sí, pero al igual que toda una sociedad que con recursos escasos se trata de regenerar. No puedo quitarme de la mente un damnificado humilde diciendo "me tienen que venir a ayudar" como si la provisión de los bienes y servicios públicos y la ayuda voluntaria fuera exigible sobre cualquier criterio de racionalidad.

Lejos estoy de culpabilizar y victimizar nuevamente a una persona humilde y afectada, como a todos los grupos que se manifestaron para visibilizar su problemática. Pero en cuanto el estado se ausentó por un instante apareció una ciudad de lobos imponiendo una suerte de ley de la selva, de sobrevivencia del más fuerte.

Podemos decir que estos reclamos son emergentes de las problemáticas sociales que están latentes en la ciudad.

¿Estamos en una ciudad de invisibles? Lejos de toda civilidad y orden vecinos han roto caños de EMOS para abastecerse antes de agua, han cortado calles, rutas y han prendido fuego para demandar que se priorice su atención.

Hubo militantes en esos cortes, cabe reconocer para no darle ingenuidad a nuestro análisis, pero esos militantes solo han acompañado lo que ya está en la sociedad. Una sociedad de jaurías y lobos.

¿Es muy distinto Rio Cuarto con policías y todos los servicios? Lamento decir que no. Que se restablecieran primero los servicios en el centro y los lugares más pudientes. Que toda la infraestructura siempre priorice los sectores acomodados, integrando y marginando, creando guetos de pobreza y riqueza, es la ley de la selva adentro de la civilización.

Porque no hay civilización y barbarie, pobres y ricos izquierda y derecha. Hay humanización y lobos.

Hay que humanizar la pobreza y la riqueza, la izquierda y la derecha, la civilización y la barbarie.

El huevo de la serpiente esta en nuestra sociedad cuando se cortan los lazos sociales cuando se invisibiliza lo humano detrás de criterios de economía, de consumo, de trabajo, de ganancia.

Todos debemos ser voluntarios y cuidar del otro. Esa es la imagen del vecino que me preguntó por si tenía agua, el que visito los viejitos del barrio, el que se puso a cortar las ramas para despejar las calles. Un agradecimiento a ellos.

 


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