-Todos
estos análisis son hipótesis en discusión, sujetos a ser refutados-
Concluíamos
el blog anterior pensando en el inversor que hará a Río Cuarto una ciudad
industrial.
Podemos
decir que dicho inversor para recuperar el capital hundido que implica la inversión
industrial y generar negocios atractivos es un inversor con un proyecto de
escala. Río Cuarto por su modelo de estado
y de desarrollo económico ha pensado su industrialización bajo el paradigma
neoliberal y se ha quedado en lo ´90.
Este
no es momento de discutir el liberalismo sino de comprender cuál es la matriz
que rige la visión industrial de la ciudad.
El
esquema industrial planteado en los ´90 es un esquema de desarrollo de las
ventajas competitivas junto con la desregulación de los mercados para garantizar
la estabilidad de las inversiones (no de otras vertibles como el empleo o el desarrollo).
Estas ventajas competitivas están vinculadas a la explotación y manufactura de
los productos agrícola-ganaderos.
Necesariamente
este esquema tiene dos requisitos una inversión de escala, lo cual supone mucho
capital, y libertad en el manejo de los recursos naturales. Estas condiciones
no son endógenas de los agentes económicos locales sino que en un modelo de
apertura se reciben por medio de inversión extranjera directa (IED).
Tal
influencia ha generado este modelo que ha modificado hasta el paisaje urbano
definiendo en el código de planeamiento la instalación de las empresas hacia el
sur. ¿Pero qué empresas se instalaran al sur? Al terminarse el modelo aperturista
se produce un desbalance urbano dejando rezagado en infraestructura y
dinamismo el sur de la ciudad.
Pero
hay otro modelo de industrialización y es un modelo endógeno, con la fuerza del
desarrollo de los propios "emprendimientos
de garaje" y si se presta atención, la generación de técnicos del
colegio industrial de la década del 50 es hoy la generación de metalúrgicos de
la ciudad.
Estos
modelos podrían convivir y de hecho conviven, pero no explican de igual manera
la composición de la facturación de la ciudad.
En todo caso debemos preguntarnos ¿de qué modelo industrial avalamos
cuando hablamos de industria?
No
solo esto, como ciudadanos que costos ambientales estamos dispuestos a pagar
según el modelo de industria que queremos. Recientemente se le dijo NO a una
planta de la transnacional Monsanto y esa decisión política marca un conflicto
entre la sociedad y el modelo de industrialización extractivita por inversiones extranjeras directas.
Lo
importante a definir de qué modelo de industria hablamos nos permite salir a
buscar el inversor y conocer el tipo de inversión que se quiere generar.
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